sábado, 1 de septiembre de 2012

Una verdad silenciada



Saturno, un paraíso de hielo donde los cristales de diversas tonalidades azuladas atraparon la luz para crear vida. Entre los bosques blancos cargados de aromas diversos, plantas que sobrevivían al gélido paraíso de calma aparente que era el planeta. Las criaturas comenzaron a surgir del corazón del planeta, algunas eran increíblemente hermosas y letales. El nacimiento de los ángeles provocó una nueva era. Sin embargo, Saturno y sus lunas se convirtió en un mundo diminuto comparado con el resto del Universo, el cual comenzaba a poblarse de almas de distinto poder y sentimientos.

El Planeta Tierra, debido a su belleza y a las criaturas frágiles que soportaba, fue el primer lugar a explorar y cuidar. Una legión de ángeles se dirigió convertidos en asteroides con aspecto de estrellas fugaces hacia el planeta, era pleno verano y llamaron a la lluvia Perséidas. Esta lluvia fue el inicio de otras muchas que contempló la humanidad y el inicio de nuevos mitos y leyendas.

Un viejo texto ha llegado hasta nosotros revelando una verdad silenciada por la incertidumbre y la incredibilidad. Entre enormes montones de olvidados libros, tan pesados como varios sacos de cemento, se hallaba arrugado, desteñido y milagrosamente conservado la hoja de un diario de uno de estos seres.


Estoy seguro que en ocasiones olvido mi procedencia, el cálido sol que convierte mi piel fría en tibia es tan agradable que menosprecio sus efectos en mi poder. Allá en el lugar donde provengo poseo mayor fuerza y destreza, y sin embargo ante los hombres soy un Dios. La dulce paleta de colores en el cielo me provoca preguntas más allá de todo lo que sé. Conozco asombrosas verdades contrastadas, no existen seres superiores a nosotros aunque sí iguales aunque temibles y destructivos.

El viento sopla suavemente entre las hojas de los árboles, la luz incide creando figuras en la hierba fresca cargada aún con el rocío de las primeras horas de la mañana, la frescura danza entre las copas y a ras de suelo cerca de los hongos. Las aves han comenzado a desplegar sus alas, a cuales más vistosas, de igual modo los insectos.

Me he refugiado en los bosques, territorio de mi hermano, donde puedo meditar mejor sobre mi destino. He sufrido terriblemente, las misiones en este mundo que he protegido están disminuyendo y creciendo la influencia de hechiceros nocivos y seres creados por las sombras. Puedo sentir su huella en sus almas reflejadas en sus miradas y palabras. Están comenzando a olvidar el equilibrio natural, la bondad o la belleza de los sentimientos confortables como aquellos que generan la amistad.

Mi espada cada vez es más pesada, así como la carga que colocan en mis hombros. He dejado de ser Apolo para ser llamado por mi nombre original. Han denominado a mi raza como ángeles y a los oscuros como demonios. Soy el arcángel Rafael, guardián de los caminos y la mano que cura a los heridos, ya sean de cuerpo o alma. Pero estamos perdiendo la batalla, aunque mate a un demonio dos vienen a ocupar su lugar.

Quedé aquí intentando olvidar el amor que sentía por Olivia, la única mujer que he amado realmente, pues mis energías deben concentrarse más hacia metas que sí puedan ser rebasadas. Si bien no sirve de nada si las misiones son ya cosas de locos. Es el inicio del siglo XX, la contaminación ha aumentado paulatinamente cada vez más, de igual modo que se contamina mi alma con los celos y miedos. Mi corazón tiene nuevas grietas, puedo notar como en ocasiones se escapan pequeños estallidos de luz. He logrado dominar el sentimiento entregándome a la causa, dejando atrás el dolor para adentrarme en la felicidad de cuidar a todos aquellos que me necesitan, como necesitan a los que ya se marcharon arrepentidos de dar demasiado por nada. Si continuo aquí es por los humanos y por ella, cuanto más alejado esté mejor será para su felicidad y para mi corazón.

Espero que ocurra un milagro. Si los humanos se dejan influir por el lado oscuro que poseen sus almas, allá donde los demonios llegan con eficacia, se transformarán en seres carentes de control de sus propias vidas y terminarán hundidos en mundos desérticos donde la comida no germina y el agua no recorre los valles.

Continuaré en unas horas con mi camino, ahora deseo observar uno de los escasos amaneceres que aún se pueden contemplar sin miedo a encontrar edificaciones en la lejanía. Extraño a mi mellizo, sólo espero que pueda mantenerse alejado de las frías garras de mi tío y sus pretensiones políticas."

------------------------Una verdad silenciada------------------

Este texto está escrito por Rafael, usuario de Beyond Hell, dedicado a todo aquel que desee conocer el pasado para poder comprender el futuro, así como a todos aquellos que se hallan en su corazón y en especial a Olivia.

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